La calidad de nuestras preguntas determina la calidad de nuestras vidas

Por Damian Goldvarg, Ph.D.

 

En el libro “The question behind the question”, John Miller nos invita a reflexionar sobre como la calidad de las preguntas que nos hacemos, determina la calidad de nuestros pensamientos y en consecuencia, la calidad de nuestras vidas. Desde que nos levantamos hasta que nos vamos a dormir, nuestra voz interior se hace preguntas y se contesta sola, muchas veces haciéndonos sentir víctimas de las situaciones, enfocándonos en lo que no tenemos control o en lo desafortunados que somos. Cuando pensamos, lo que en realidad estamos haciendo es contestar a las preguntas que nos estamos haciendo y como resultado tomamos acción. Por ejemplo: por la mañana cuando elegimos que ropa nos vamos a poner, nos preguntamos, ¿A dónde voy? ¿Con quién me voy a encontrar? ¿Cómo está el clima? ¿Qué ropa tengo limpia? Las respuestas a estas preguntas nos permiten tomar decisiones específicas.

Miller propone que en vez de hacernos preguntas que empiecen con por qué, o quién, es más efectivo si nos preguntamos qué podemos hacer al respecto. En vez de culpar, y preguntar quién hizo lo que hizo, o por qué lo hizo, preguntarnos qué podemos hacer nosotros al respecto. Miller sugiere hacer preguntas con tres elementos:

  • Empezar la pregunta con: qué o cómo, en vez de quién, por qué, o cuándo
  • Incluir el “yo” en vez de: tú, nosotros, o ellos
  • Enfocarse en una acción

Por ejemplo, preguntarnos ¿Qué puedo hacer? Cuando nos hacemos está pregunta, tenemos el poder de hacer algo al respecto. La pelota está de nuestro lado de la cancha. Esto nos da poder, autoridad, seguridad porque la acción depende solo de nosotros.Aunque no podemos cambiar ni al pasado, ni a determinada gente, o circunstancias, lo que sí podemos cambiar son nuestras interpretaciones. Y estas interpretaciones son respuestas a las preguntas que nos hacemos. Las respuestas están en las preguntasLa calidad de las preguntas que nos hacemos y que hacemos a las otras personas determina la calidad de respuestas.

Hay preguntas que nos quitan poder y responsabilidad. ¿Quién tiene la culpa? ¿Por qué yo? ¿Por qué no se comunican mejor? ¿Por qué no hacen lo que dijeron? ¿Por qué no me ayudan? ¿Por qué nadie hizo nada? ¿Por qué no me dieron más información? ¿Por qué tengo que lidiar con todo este cambio? Todas estas preguntas tienen algo en común: algo o alguien es responsable por el problema o la situación. Somos víctimas del ambiente y de la gente que nos rodea. La clave es que podemos hacer mejores preguntas si elegimos hacerlo. Naturalmente, es normal y nos vamos a hacer preguntas como las anteriores. La capacidad de reconocerlas, detenernos y explorar que otras preguntas poderosas pueden haber detrás de esta pregunta nos puede dar las herramientas para sentirnos con mayor control y responsabilidad sobre estas situaciones. Puedo hacerme otras preguntas diferentes, como ser: ¿Qué puedo hacer yo al respecto? ¿Cómo puedo hacer una diferencia? ¿Cómo me puedo comunicar más efectivamente? ¿Cómo puedo hacer un mejor trabajo? ¿Cómo puedo ser una mejor persona? ¿Cómo puedo ayudar a los otros? ¿Cómo puedo mejorar esta situación? ¿Cómo me puedo adaptar a este mundo cambiante?¿Cómo puedo asegurarme que hay consistencia entre lo que digo y lo que hago? ¿Cómo puedo entender mejor a la gente que amo?

Siempre podemos elegir. Esta capacidad de elegir las preguntas que nos hacemos puede incrementar la calidad de nuestra vida notablemente. Porque los pensamientos enfocados en que podemos hacer para que nuestros esfuerzos y energía sean efectivamente aprovechados, nos hacen sentir bien, orgullosos de tomar buenas decisiones, satisfechos y menos frustrados. La mentalidad de víctima nos quita poder, deprime y produce rencor y resignación.

Para ser efectivos en descubrir las preguntas detrás de las preguntas es necesario tomar responsabilidad personal por las preguntas que nos hacemos, cambiarlas cuando es necesario y tomar acción consistente. Recuerda que siempre podemos elegir las preguntas que nos hacemos y como resultado explorar nuevas perspectivas, y nuevas formas de entender e interpretar las situaciones.