Diferencias culturales: tres ideas sobre cómo relacionarnos con personas de otras culturas
Por Damian Goldvarg

¿Te ha sucedido alguna vez de sentirte inseguro o preocupado por equivocarte y hacer algo que pueda ser ofensivo para una persona de una cultura diferente de la tuya? En este artículo me enfocaré en tres estrategias para relacionarnos con personas de diferentes culturas a la nuestra. Cuando hablo de cultura me refiero a las creencias y costumbres en común que tiene un grupo. Por eso, cultura no es solamente definido por etnicidad o raza, que es lo primero con lo que se asocia a la palabra “cultura. ” También podemos hablar de cultura “organizacional”, las creencias y costumbres que implementa una compañía; cultura “generacional” cuando hablamos de las creencias y costumbres en común sostenidas por personas de diferentes edades. Hay quieres creen que existe una cultura “gay” con creencias y costumbres específica. Lo interesante es que dentro de cada cultura hay muchas subculturas y también pueden superponerse diferentes culturas en la identidad de una persona. Por ejemplo, cuando hablamos de la cultura mexicana o argentina hay diferencias como en muchos países de América Latina, entre la cultura de los que viven en la capital o “chilangos” y “porteños” (o del puerto de Buenos Aires) y los que viven en el resto del país. En muchos países de América Latina y del mundo, cada estado tiene su propia cultura con música, costumbres y creencias únicas. Por esa razón cuando nos encontramos con una persona de otra cultura tenemos que tener mucho cuidado de no evaluarlos a partir de nuestros estereotipos y conocimientos previos que podamos tener de la cultura de la persona. Cuando nos tenemos que relacionar con personas de otras culturas puede ser que al no conocer sus creencias y costumbres nos sintamos incómodos o saltemos a conclusiones equivocadas. ¿Cuáles son las mejores estrategias para relacionarnos con personas de otra cultura? Primero, es importante demostrar una curiosidad genuina. Por lo general nos sentimos a gusto y cómodos con personas de nuestra cultura porque nos identificamos, sabemos como piensan, como actúan y eso nos da seguridad. Virginia Satir, una psicóloga americana renombrada, sugiere que las personas nos identificamos con las similaridades, las cosas en común, pero aprendemos de las diferencias con los otros. La curiosidad genuina nos permite aprender y conocer de otras culturas pero también de que modo la persona que está en frente de nosotros es única. Quizás no se identifique con ninguno de los estereotipos con los que lo asociemos. La única manera de conocer a la persona es haciendo preguntas y siendo muy conscientes de nuestros juicios. Segundo, además de ser curiosos debemos de ser respetuosos. Eso quiere decir que aunque no compartamos las creencias y costumbres del otro, debemos hacer un esfuerzo por prestar atención a las expectativas de las personas de esa cultura y a sus costumbres que pueden ser diferentes de las nuestras. Por ejemplo, me pasó que fui a visitar a un colega judío religioso, y aunque soy judío, no soy religioso y saludé a la esposa de mi colega con un beso en al mejilla que es muy apropiado en América Latina pero no lo es para una americana judía religiosa. Por supuesto me disculpé que es lo que debemos hacer en caso que nos pase algo así, cuando “metemos la pata” pero sin ninguna mala intención. Es importante poder disculparse y aprender de la experiencia. Tercero, prestar atención al lenguaje corporal. Muchas veces el lenguaje corporal de los otros puede indicar que la persona está a disgusto o molesta. Aunque no tenemos una bola de cristal para leer la mente de la gente, cuando observamos en el rostro una señal de malestar es importante indagar que es lo que está pensando o sintiendo la otra persona, si necesita algo, o si podemos ser de ayuda. Cuando estamos presentes a nuestra curiosidad, somos respetuosos y prestamos atención al lenguaje corporal podemos ser efectivos lidiando con personas de otras culturas.